En
1536, cuando
llega
Hernán Cortés
a
esta
parte
del
mundo, los
españoles
opinan
que
la
tierra
es
"caliente
como
un
horno" o
"calida fornax" como
la
llaman
los
misioneros, quienes
hablan
en
Latín. Los
soldados
no
pueden
decir
"calida fornax" y
cambian
este
nombre
a
"California".
|