Cesar Vallejo, Perú
(1892-1938) Al
fin
de
la
batalla, y
muerto
el
combatiente, vino
hacia
él
un
hombre
y
le
dijo: «¡No
mueras, te
amo
tanto!» Pero
el
cadáver
¡ay! siguió
muriendo.
Se le
acercaron
dos
y
repitiéndole: «¡No
nos
dejes! ¡Valor! ¡Vuelve
a
la
vida!» Pero
el
cadáver
¡ay! siguió
muriendo.
Acudieron
a
él
veinte, cien, mil, quinientos
mil, clamando «¡Tanto
amor
y
no
poder
nada
contra
la
muerte!» Pero
el
cadáver
¡ay! siguió
muriendo.
Le
rodearon
millones
de
individuos, con
un
ruego
común: «¡Quédate
hermano!» Pero
el
cadáver
¡ay! siguió
muriendo.
Entonces
todos
los
hombres
de
la
tierra
le
rodearon; les
vio
el
cadáver
triste, emocionado; se incorporó lentamente, abrazó
al
primer
hombre; se echó a
andar...
(10 noviembre
1937).
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