Pablo Neruda, 1959. (Chile
1904-1973) Amor
mío, si
muero
y
tú
no
mueres, no
demos
al
dolor
más
territorio: amor
mío, si
mueres
y
no
muero, no
hay
extensión
como
la
que
vivimos.
Polvo
en
el
trigo, arena
en
las
arenas
el
tiempo, el
agua
errante, el
viento
vago
nos
llevó
como
grano
navegante. Pudimos
no
encontrarnos
en
el
tiempo.
Esta
pradera
en
que
nos
encontramos, ¡oh pequeño
infinito! devolvemos. Pero
este
amor, amor, no
ha
terminado,
y
así
como
no
tuvo
nacimiento
no
tiene
muerte, es
como
un
largo
río, sólo
cambia
de
tierras
y
de
labios.
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