Marisol: Bueno, ya
estamos
en
plena
selva. Guillermo: Si
hubiera
sabido
como
es, no
habría
venido. Marisol: ¿Por qué? ¿Qué
habrías
hecho? ¿A
dónde
habrías
ido? Guillermo: No
hubiera
viajado
a
ninguna
parte, me
hubiera
quedado
en
casa. Marisol: No
te
entiendo, siempre
decías
que
si
hubieras
nacido
en
Latinoamérica, te
habría
gustado
nacer
en
Brasil. Guillermo: Sí, pero
por
Río
de
Janeiro y
Sao Paulo, no
por
la
selva
ni
por
los
mosquitos
ni
por
los
animales
exóticos. Marisol: ¡¿Me
vas
a
decir
que
si
hubieras
sabido
que
en
la
selva
hay
mosquitos
no
habrías
venido?! Guillermo: No, no
es
así, pero
si
hubiéramos
pensado
mejor
dónde
pasar
nuestra
Luna
de
Miel, quizás
hubiésemos
ido
a
otro
lugar. Marisol: ¿A
sí? ¿Y
a
qué
lugar
hubiésemos
ido? Guillermo: No
sé, yo
hubiese
averiguado
las
ofertas
en
Cancún o
Varadero y
hubiéramos
estado
todo
el
día
en
la
playa. Marisol: Creo
que
yo
de todas maneras hubiera
preferido
este
viaje
a
Brasil. A
mí
me
encantan
las
aves
salvajes, la
humedad
y
la
vegetación
de
este
lugar. Guillermo: ¿Y
qué
hubiera
pasado
si
yo
hubiera
querido
ir
a
Cancún y
tú
hubieras
querido
venir
a
Brasil? Marisol: Habríamos
pasado
la
Luna
de
Miel
separados. Guillermo: ¡Y
si
hubieramos pasado
la
Luna
de
Miel
separados
tú
habrías
conocido
a
otro
chico! Marisol: Sí, y
tú
habrías
conocido
a
otra
chica. Guillermo: ¡Y
nos
hubiésemos
divorciado
a
la
vuelta
de
la
Luna
de
Miel! Marisol: ¡Ay
que
tontito
eres! Vamos
a
disfrutar
de
nuestro
paseo. En
todo
caso, si
me
hubieras
dicho
que
tanto
te
molestaba
pasear
por
la
selva
habríamos
cambiado
el
lugar
de
vacaciones. Guillermo: ¿En
serio? ¿No
te
hubiera
importado
renunciar
a
la
selva
por
mí? Marisol: ¡Pero
claro! No
sólo
eso, ¡todo
lo
habría
hecho
yo
por
amor!
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