Fernanda: ¡Me
aburre
esta
vida
rutinaria! Damián: ¿No
te
gusta
vivir
en
forma
ordenada? Fernanda: ¡No
es
sólo
ordenada, es
aburrida!
Me despierto y
me levanto muy
temprano, me ducho rápido
porque
no
puedo
atrasarme
y
me
voy
al
trabajo. Trabajo
todo
el
día
hasta
que
me canso, vuelvo
a
casa
y
tengo
fuerzas
sólo
para
acostarme
y
dormirme. Damián: ¿Sales
en
la
mañana
y
no
comes
nada? Por
eso
te cansas. Fernanda: Me
compro
una
fruta
y
un
café
en
el
camino, pero
me
molesta
mucho
eso. Siempre
tengo
que
apurarme
para
llegar
al
trabajo
y
me pongo muy
nerviosa
cuando
me atraso. Además
tengo
que
quedarme
en
el
trabajo
hasta
muy
tarde. No
me
queda
tiempo
para
divertirme. Damián: A
mí
no
me
gusta
esa
forma
de
vida, me
importa
mucho
mi
tranquilidad, mi
libertad
de
horario, me
molestan
mucho
los
horarios
y
la
rutina. Fernanda: ¿Cómo
haces
para
organizarte
sin
horarios? Me
interesa
saber
qué
haces
tú
durante
el
día. Damián:
Me levanto muy
tarde, me baño durante
mucho
rato, me
preparo
un
rico
y
abundante
desayuno
porque
¡Me
fascina
desayunar! Y
sólo
después
de
eso
me
contacto
con
mi
realidad. Eso
significa
encontrarme
con
clientes, modelos, galeristas. Fernanda: ¡Te
envidio! ¡Yo
nunca
puedo
desconectarme
de
mi
realidad! Damián: Porque
no
quieres, porque
te
da
miedo
dejar
tu
rutina
o
porque
en
el
fondo
te
encanta
vivir
así. Fernanda: No, no
me
gusta, siempre
sueño
con
levantarme
tarde, salir, encontrarme
con
amigos, olvidarme
del
trabajo
durante
horas, quedarme
en
cama, entretenerme
con
películas
tontas
en
la
televisión, ¡Liberarme! Pero
me
cuesta
mucho. Damián: Me
da
pena
verte
así, pero
no
siempre
se puede
vivir
como
yo. Mi
trabajo
me
lo
permite, yo
puedo
independizarme
de
mis
clientes, organizarme
solo, pero
tú
no. Fernanda: Tengo
que
cambiarme
de
trabajo, no
me
gusta
la
vida
que
llevo. No
quiero
arrepentirme
más
adelante. Voy
a
renunciar
mañana. ¡Me
voy
a
liberar!
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