Mariano Brull - Cuba
(1891 - 1956)
La
luna
y
el
niño
juegan
un
juego
que
nadie
ve;
se ven sin
mirarse, hablan
lengua
de
pura
mudez.
¿Qué
se dicen, qué
se callan,
quién
cuenta
una, dos
y
tres,
y
quién, tres, y
dos, y
uno
y
vuelve
a
empezar
después?
¿Quién
se quedó en
el
espejo,
luna, para
todo
ver?
Está
el
niño
alegre
y
solo:
la
luna
tiende
a
sus
pies
nieve
de
la
madrugada,
azul
del
amancer;
en
las
dos
caras
del
mundo
—la que
oye
y
la
que
ve—
se parte en
dos
el
silencio,
la
luz
se vuelve
al revés,
y
sin
manos, van
las
manos
a
buscar
quién
sabe
qué,
y
en
el
minuto
de
nadie
pasa
lo
que
nunca
fue...
El
niño
está
solo
y
juega
un
juego
que
nadie
ve.
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