Hace
14 años
que
trabajo
en
una
compañía
de
seguros.
Siempre
sentado
en
una
oficina. Más
de
8 horas
diarias de
lunes
a
viernes.
Hace
un
año, cuando
comencé
a
sentir
síntomas de
depresión, fui
al
médico
y
éste
me
recomendó como
terapia
hacer
ejercicio. Al
comienzo, salía
a
correr, me
aburría. Después
fui
a
jugar
al
tenis
y
me rompí una
pierna, estuve
tres
semanas
en
la
cama.
Una
vez
un
amigo
me
invitó
a
ver
un
partido
de
fútbol. Fue
una
tarde
inolvidable. Los
asistentes
gritaban, saltaban, cantaban. Al
final
ganamos. Yo
ese
día
grité sin
descanso. Desde
esa
tarde
veo
todos
los
partidos
de
mi
equipo, en
casa
y
fuera. Algunos
domingos viajo
hasta
1.500 kilómetros
para
ver
a
mi
equipo. Soy
el
típico
"hincha". El
Lunes
por
la
mañana
me levanto muy
cansado, pero
feliz. ¡Y
se terminaron
mis
depresiones!
FIN
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