Me
importa
un
pito que
las
mujeres
tengan
los
senos como
magnolias
o
como
pasas
de
uvas; un
cutis de
durazno
o
de
papel
de
lija. Le
doy
una
importancia
igual
a
cero, al
hecho
de
que
amanezcan con
un
aliento
afrodisíaco o
con
un
aliento
a
insecticida. Soy
perfectamente
capaz
de
soportarles una
nariz
que
sacaría el
primer
premio
en
una
exposición
de
zanahorias; !pero
eso
sí! - y
en
eso
soy
irreductible - no
les
perdono, bajo
ningún
pretexto, que
no
sepan
volar. Si
no
saben
volar
¡pierden
el
tiempo
las
que
pretendan seducirme!
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