Felipe y
Sandra vivían
juntos
en
un
apartamento. Pero
la
familia
de
Felipe no
lo
sabía, para
ellos, la
pareja
sólo
compartía la
vivienda
y
los
gastos...Nadie
podía
comprobar
otra
cosa. Una
noche
Felipe
decidió
invitar
a
su
madre
a
cenar
en
su
apartamento
de
soltero. Durante
la
cena
la
madre
sólo
tenía
ojos
para
la
belleza
de
Sandra, la
compañera
de
apartamento
de
su
hijo.
Siempre
había
sospechado que
entre
ellos
había
una
relación
más
allá
de
la
convivencia, y
al
verla, la
sospecha
sólo
se hizo
más
fuerte. Mientras
cenaban, la
madre
veía
la
forma
en
que
ellos
se comportaban, y
se preguntó si
estarían
acostándose.
Felipe, que
conocía
muy
bien
a
su
madre, leyó
su
pensamiento
y
le
dijo: - Mamá, te
aseguro que
Sandra y
yo
somos
solamente
compañeros
de
apartamento, sé
lo
que
estás
pensando.
Cuando
había
pasado
más
o
menos
una
semana
de
aquella
cena, Sandra le
comentó a
Felipe que
desde
el
día
en
que
su
madre
vino
a
cenar, no
encontraba
el
cucharón de
plata
para
servir
sopas. Entonces
Felipe
dijo
que
le
escribiría una
nota
a
su
mamá, a
pesar
de
que
no
creía
que
ella
se hubiera
llevado
el
cucharón. Dejaría la
nota
en
un
lugar
visible de
su
casa, en
la
puerta
del
refrigerador. Así
que
se sentó y
escribió: - "Querida
mamá:
Desde
que
tú
viniste a
cenar
a
mi
apartamento, ha
desaparecido
el
cucharón
de
plata
de
servir
sopas. No
estoy
diciendo
que
tú
te
lo
llevaste, pero
tampoco
estoy
diciendo
que
no
lo
hiciste. Con
todo
cariño, Felipe".
Unos
días
más
tarde, Felipe encuentra
una
nota
de
su
madre
sobre
su
escritorio, ésta
decía: - "Querido
hijo: No
estoy
diciendo
que
te acuestas o
que
no
te acuestas con
Sandra, pero
el
hecho
es
que
si
ella
se acostara en
su
propia
cama, ya
habría
encontrado
el
cucharón de
plata
para
servir
sopa, que
yo
puse
bajo
sus
sábanas. Con
todo
cariño, Mamá".
MORALEJA: A
la
mamá
no
se le
miente.
FIN
|