Carolina Pérez sale
de
la
estación
de
autobuses. Lleva
al
hombro
un
bolso
de
cuero, y
en
la
mano
sostiene una
maleta.
Carolina es
delgada, alta, morena y
muy
bonita. Tiene
treinta
y
ocho
años
y
trabaja
en
el
Ministerio
del
Exterior
de
Brasil. Ahora
está
de
visita
en
Montevideo
Uruguay. Carolina deja
su
maleta
en
el
suelo
y
consulta
un
pequeño
mapa. Un
señor
de
aspecto
respetable
de
más
o
menos
54 años
pasa
a
su
lado. - Oiga, ¿el
hotel
Internacional
está
cerca
de
aquí?
- pregunta
Carolina al
hombre
- ¿El
Internacional? ¿Va
usted
al
hotel
Internacional? - responde
el
señor. - Sí, sí. - dice
ella
- No
es
un
buen
hotel. -
¡¿Ah, no?!
- pregunta
Carolina un
poco
asustada
- No, no. Es
caro
y
el
servicio
es
malo. Las
habitaciones
son
pequeñas
y
oscuras. El
ascensor
no
funciona
casi
nunca, y
hay
ratas. El
hotel
Central
sí
es
bueno. - ¿Conoce
usted
el
hotel
Central? - pregunta
Carolina. - ¡Claro, soy
el
dueño! - responde
el
señor.
FIN
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