- ¿Me
da
un
jugo
de
tomate? - pide
Mariano al
camarero. Mientras
bebe
su
jugo, Mariano ve
a
su
alrededor
grupos
de
mujeres
y
hombres
que
hablan
y
que
ríen. - Toda
esta
gente
parece
muy
contenta - dice
Mariano al
camarero. - Es
el
vino
- responde
el
camarero. - ¿Ah, sí? Nunca
tomo
vino
en
mi
vida. - ¿Ah, no? Es
usted
un
caso
extraordinario. - Siempre
tomo
jugo
de
tomate
- dice
Mariano. El
camarero
le
llena
el
vaso
de
vino
y
le
ofrece
a
Mariano. - Tome, le
invita
la
casa. Media
hora
después,
Mariano habla
muy
animado
y
ríe
con
otras
personas. Hace
una
señal
al
camarero
y
éste
viene
hacia
él.
- ¿El
señor
desea
otro
jugo
de
lo
mismo? - Naturalmente!
FIN
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