Me
encontraba
ahí, frente
a
la
boletería
del
Museo
de
Arte
Moderno. Tenía
muchas
ganas
de
ver
la
nueva
exposición. Buscaba
mi
billetera,
y
mientras
miré al
joven
que
vendía
las
entradas. Era
guapo
y
alto. Me
miró
a
los
ojos
y
me
emocioné con
su
mirada.
Mi
vida
había
cambiado
completamente
en
los
últimos
meses. Estuve
casada
diez
años
con
Raúl. Me dediqué a
ser
ama de
casa, dejé
de
trabajar. Él
estudiaba y
se convirtió en
abogado, progresaba en
la
vida.
Cuando
recién
nos
casamos todo
estaba
bien. Pasados
los
primeros
años, Raúl me
empezó
a
tratar
mal. Me
decía
que
estaba
más
vieja, más
gorda, que
no
progresaba en
la
vida. Hace
ya
ocho
meses
que
se fue y
me
dejó. Una
amiga
me
convenció de
empezar
a
estudiar
periodismo, porque
estuve
muy
deprimida.
Cuando
comencé
el
primer
curso, descubrí que
Raúl tenía
razón, las
chicas
se ven más
flacas, mas
lindas. Todos
mis
compañeros
son
mucho
más
jovenes
que
yo
y
más
lindos. Yo
no
tengo
edad
para
ser
estudiante. A
veces
me
siento que
no
pertenezco a
ese
lugar.
El
joven
guapo
me
mira
cuando
me acerco a
la
boletería:
- Una
entrada, por
favor. - No
señorita, usted
no
paga
- contesta
el
joven
muchacho. - ¿Por
qué
yo
no
pago? - le
pregunto
- Porque
la
exposición
hoy
es
gratis
para
los
estudiantes.
FIN
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