Pedro era
un
niño
que
vivía
en
un
orfanato y
quería
volar
como
un
pájaro. Siempre
se preguntaba ¿Por
qué
no
puedo
volar? ¿Hay
algo
defectuoso
conmigo?- Y
pensaba
que
en
el
zoológico
había
pájaros
mucho
más
grandes
que
él
y
ellos
podían
volar. Le
costaba entender
por
qué
él
no
podía.
Había
otro
niño
que
se
llamaba
Juan, siempre
había
querido
caminar
y
correr
como
los
demás
niños
y
niñas...pero
era
cojo. -¿Por
qué
no
puedo
ser
como
ellos?- pensaba.
Un
día
Pedro huyó del
orfanato. Llegó
a
un
parque
donde
vió a
un
niño
que
no
podía
ni
andar
ni
correr,
era
Juan, estaba
jugando
en
la
arena.
Se fue corriendo
hacia
el
niño
y
le
preguntó
si
alguna
vez
había
querido
volar
como
un
pájaro.
-No,- respondió
Juan - Pero
siempre
me
he
preguntado como
sería
caminar
y
correr
como
los
demás
niños.
-¡Qué
triste!- dijo
el
huérfano. -¿Piensas
que
podríamos
ser
amigos?- preguntó.
-Claro,- dijo
Juan.
Durante
horas
jugaron ambos
niños. Se rieron mucho
haciendo
ruidos
extraños
con
la
boca
y
construyeron castillos de
arena, hasta
que
llegó
el
papá
de
Juan trayendo una
silla
en
la
que
se
trasladaba el
pequeño.
Pedro, que
siempre
había
querido
volar
se fue corriendo
hacia
el
padre
de
Juan y
le
susurró
algo
al
oído.
- Eso
estaría
bien.- dijo
el
hombre.
Luego
se fue corriendo
a
donde
su
nuevo
amigo
y
le
dijo
- Ojalá
pudiera
hacer
algo
para
que
caminaras y
corrieras como
los
demás
niños,
eres
mi
único
amigo, pero
no
puedo. Pero
sí
que
hay
algo
que
puedo
hacer
por
ti. Pedro le dio la
espalda
a
su
nuevo
amigo
y
le
pidió
subir. Y
empezó
a
correr
por
la
hierba. Corrió mucho
y
cada
vez
más
rápido. Hizo
que
sus
piernas
trabajaran
todavía
más. Esforzó más
y
más
sus
piernas
hasta
que
el
viento
sopló en
las
caras
de
los
dos
niños.
Al
ver
como
su
hermoso
hijo
movía
los
brazos
arriba
y
abajo
en
el
viento, el
padre
de
Juan empezó
a
llorar. Mientras, el
niño
gritaba con
todas
sus
fuerzas:
-¡Estoy
volando, Papa, Estoy
Volando!-
FIN
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