Fabio: ¡Laura! Abre
la
puerta
por
favor. Laura: ¡Entra!, estás
todo
mojado. No
te
quedes
afuera
en
la
lluvia. Fabio: ¿Me
prestarías
tu
teléfono, por
favor? El
viento
botó
el
mío
y
me
gustaría
hablar
a
mi
oficina. Laura: Claro, pasa. ¡Qué
horror! Esta
tormenta
debería
terminar
ya. Fabio: Laura, escucha, tu
teléfono
no
funciona. Laura: A
ver, pásamelo. Cierto, a
veces
cuando
hay
temporales
pasa
eso. Fabio: ¿Podría
usar
tu
celular? Tendría
que
estar
en
el
trabajo
en
media
hora. Laura: Bueno. ¡Parte
ahora
y
llegas
en
media
hora! Fabio: ¡Me
encantaría! Pero
mi
auto
se
estropeó
con
la
lluvia
y
el
frío. Llamaría
por
teléfono, pero
perdí
mi
celular. Laura: Toma, usa
mi
celular Fabio: En
días
como
hoy, desearía
vivir
en
el
caribe, sol, playas, calor… Laura: ¡Llama
y
avisa
de
una
vez
y
no
te
quejes más! Fabio: No
contestan. Dijeron
que
estarían
allí
todo
el
día. ¿Crees
que
saldrían
todos
más
temprano, cerrarían
la
oficina
y
pensarían
volver
mañana? Laura: ¡Con
este
clima! es
probable. Graba
un
mensaje
en
el
contestador Fabio: (graba
el
mensaje) “Hola, soy
Fabio, me
gustaría
llegar
a
la
oficina, pero
con
esta
tormenta
no
puedo. Perdónenme
por
favor” Laura: Bueno. ¿Te
tomarías
un
café? Siéntate, descansa, sécate. Ya
vengo.
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