Regalos para la famila

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Vendedora: Buenos días señor, ¿puedo ayudarle?
Arturo: Buenos días, necesito comprar algo muy barato.
Vendedora: ¿Quiere regalar algo? ¿Algo como qué?
Arturo: Algo barato. Tengo sólo cinco mil pesos para gastar.
Vendedora: Señor, entiendo que desea llevar algo barato, pero, si puede responder a lo que yo siempre pregunto, me ayuda. Porque tengo muchas cosas para ofrecerle, entre mil quinientos y siete mil pesos. ¿Quiere regalar algo? ¿Para hombre o mujer, niño o niña?
Arturo: , quiero regalar algo para mujer. Pero también tengo que comprar algo para un niño. Y siete mil me parece muy caro. ¿Cuánto cuesta este juego de toallas?
Vendedora: Esas toallas cuestan doce mil setecientos pesos.
Arturo: ¿Y cuánto vale ese tren eléctrico grande? ¡Mi hijo adora jugar con trenes!
Vendedora: El tren vale dieciocho mil trecientos pesos señor.
Arturo: ¡¿Por qué todo está tan caro?! ¡Nada cuesta cinco mil pesos!
Vendedora: Con todo respeto señor, creo que su presupuesto es un poco bajo. ¿No piensa gastar un poco más en su esposa y en su hijo? No , alrededor de veinte mil pesos, eso es lo que los maridos gastan en general.
Arturo: Yo conozco a mi esposa y ella comprende si yo compro algo barato, porque sabe que me gusta ahorrar. Si llevo algo de más de seis o siete mil pesos, pregunta y sospecha.
Vendedora: ¿Y el niño?
Arturo: El niño rompe todo lo que le compro, no importa si cuesta novecientos, tres mil o cuarenta mil pesos, él juega unos días, lo desarma y todo queda en pedacitos.
Vendedora: Entiendo, pero esta vez puede hacer una excepción, elevar el presupuesto, comprar algo lindo y esperar la reacción, a lo mejor ellos lo sorprenden.
Arturo: ¿Qué tiene para ofrecer?
Vendedora: Este mantel es precioso y cuesta sólo ocho mil ochocientos sesenta pesos y este payaso para inflar cuesta tres mil cuatrocientos noventa pesos. Cerca de doce mil pesos todo. Eso es muy barato.
Arturo: Pero un mantel...mmm...pienso que mi esposa no espera algo para la casa, sino algo para ella. ¿Tiene algo más personal?
Vendedora: Claro, tengo unas blusas preciosas a siete mil quinientos cada una, pero si lleva dos cuestan trece mil.
Arturo: Usted tiene razón, no debo ahorrar tanto en mi familia, puedo comprar algo más caro. Llevo dos blusas para mi esposa, una blanca y una roja.
Vendedora: ¡Excelente! Eso cuesta trece mil pesos. ¿Y para el niño?
Arturo: ¿Tiene un tren eléctrico más pequeño que ése?
Vendedora: , hay uno que está en oferta a sólo diez mil novecientos noventa pesos.
Arturo: Lo llevo también. ¿Todo junto cuesta veintitrés mil novecientos noventa pesos verdad? Aquí tiene, pago con mi tarjeta de crédito.
Vendedora: Gracias señor, si es tan amable espera un momento, reviso la mercadería, envuelvo todo, preparo su boleta y vuelvo.
 

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